martes, 2 de junio de 2009

AYAHUASCA: BEJUCO DEL ALMA

En la Amazonía ecuatoriana los pueblos indígenas utilizan la Ayahuasca desde hace cientos de años. Con ella realizan rituales ancestrales que se han ido transmitiendo de generación en generación. Esta bebida es muy importante para su cultura pues es la base de la sabiduría de estos pueblos.

En la región del Tena a una hora y media de la ciudad está el pueblo del Pununo en dónde nos encontraríamos con una familia Quichua. El padre es el shamán de la comunidad, muy respetado por su gran sabiduría y manejo de la Ayahuasca. 

José Polibio Tanguila junto con su esposa Teresa nos recibieron en su hogar para enseñarnos la preparación de la Ayahuasca. Ellos, dos ancianos de su comunidad, solamente hablaban quichua pero gracias a nuestro guía y traductor pudimos entender todo lo que decían. 

Luego de un viaje en camioneta desde el Tena llegamos a un lugar en medio de la selva desde donde tendríamos que caminar unos cuantos metros para ingresar a la casa de la familia Quichua, arribamos al lugar temprano en la mañana y los Tanguila nos recibieron amablemente en su hogar. 

En seguida empezaron con la demostración pues nos llevaron a los sembríos tras su casa en donde encontramos la liana de Banisteriopsis Caapi con la que se realiza la Ayahuasca. José, el shamán de ese sector, era quien nos explicaba que la liana debe ser cortada cuidadosamente pues quien no sabe cómo hacerlo podría matar a la planta. Mencionó la importancia de cuidar sus raíces ya que si cortamos parte de ellas la planta no sobreviviría. Cortó un pedazo del bejuco y nos invitó a pasar a la cocina de su casa en donde prepararía el brebaje. 


En la humilde cocina encontramos un gran fogón central y un estante lleno de trastes viejos, el piso de tierra y las paredes de caña ambientaban el lugar en donde se cocinarían las plantas para preparar la Ayahuasca. Teresa puso una gran olla con mucha agua en el fogón, esta debía hervir para agregar los ingredientes de la bebida.


José cortó en pequeñas partes el pedazo que había sacado de la gran liana y junto a su esposa nos repartieron unos cuantos cuchillos muy afilados ya que nosotros también seríamos parte del proceso. Poco a poco nos enseñaba como preparar la planta pues ya hecha pedazos debíamos raspar la corteza de la misma. La liana es como un pedazo de tronco con una corteza muy fina la cual al ser pelada quedaba de un color blanco que con el pasar de los minutos se iba obscureciendo.

Al tener listos los pedazos José los puso en el agua hirviendo y agregó también unas hojas de Guayusa, esta planta es un ingrediente fundamental de la Ayahuasca pues esta también brinda a quien la toma, diferentes sensaciones y visiones. 
La preparación de esta bebida demora, pues se llena una olla grande de agua y ésta junto a las plantas debe hervir hasta que quede simplemente la cantidad de líquido para cuatro vasos.

Esperamos mientras se preparaba la bebida compartiendo con la familia Tanguila, quienes nos explicaban que de la Ayahuasca debe tomarse nada más que un sorbo, la medida de una uña. Y al tomarla con fe se puede ver el futuro. La primera visión que una persona tiene al tomarla es una gran anaconda que se enreda en el cuerpo, pues ella es la dueña de la Ayahuasca. Esta sustancia lava física y espiritualmente a quien la toma y debe ser ingerida solamente con la presencia de un shamán.

Mientras la Ayahuasca estaba siendo cocinada los Tanguila nos contaban la importancia de este brebaje para su comunidad ya que gracias a ella los shamanes son capaces de ver el futuro, y curar enfermedades.

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